La violencia doméstica continúa siendo una preocupación creciente en muchas comunidades, y expertos alertan sobre un factor que con frecuencia agrava estas situaciones: el alcohol. Aunque comúnmente se asocia la violencia intrafamiliar con conflictos entre parejas, especialistas recuerdan que las discusiones pueden surgir entre distintos miembros del hogar, especialmente cuando ya existen tensiones no resueltas.
Alcohol y tensión: una combinación peligrosa
De acuerdo con expertos citados en el reporte, el consumo de alcohol puede elevar las probabilidades de que desacuerdos cotidianos escalen hacia episodios de violencia doméstica. La directora ejecutiva de AHEC, Julie Bazan, explicó que cuando ya existe un ambiente tenso, es fundamental evitar confrontaciones innecesarias y optar por una comunicación calmada.
Ante la pregunta de cómo prevenir que un desacuerdo se convierta en una amenaza mayor, Bazan enfatizó la importancia del manejo emocional. “Debemos de tratar de limitar esos momentos que nos van a llevar a un caso de violencia doméstica más difícil de poder manejar. ¿Y cómo hacemos eso? Bueno, si sabes que alguna situación te va a ser frustrada, te va a ser irritante, trata de platicar o trata de manejar tus emociones”, señaló.
Sus palabras subrayan la urgencia de adoptar herramientas de autocontrol y diálogo antes de que el conflicto se intensifique, especialmente en entornos donde el consumo de alcohol suele aumentar la irritabilidad o disminuir la capacidad de juicio.
El miedo a irse: una barrera común entre víctimas
Los especialistas también destacaron que muchas víctimas de violencia doméstica permanecen en relaciones abusivas por una razón fundamental: no saben dónde pueden acudir. Este temor, sumado a factores económicos, sociales o emocionales, perpetúa un ciclo de violencia que muchas veces se desarrolla en silencio.
Existen recursos comunitarios disponibles para quienes necesitan ayuda inmediata, asesoría, refugio temporal o acompañamiento psicológico. Organizaciones como AHEC trabajan activamente para orientar y apoyar a familias y personas que enfrentan situaciones de riesgo, promoviendo la educación sobre salud emocional y la prevención de conductas violentas.
